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 Los cuencos tibetanos están formados por la aleación de siete metales: oro, plata, mercurio, estaño, plomo, hierro y cobre. Se forjan de manera artesanal. Son  muy utilizados para la meditación porque provocan sonidos únicos y ricos en armonía que son capaces de llevar al cuerpo a un estado de absoluto bienestar y paz.

Son conocidos por sus potentes efectos curativos. Se utiliza de manera muy frecuente en países del Norte de Europa. También son utilizados en ritos ceremoniales, viajes astrales, el despertar de la conciencia...

Toda vibración tiene la capacidad de expandirse y de transmitirse a través del contacto; y de igual manera sucede con las vibraciones sonoras: que pueden llegar a provocar una vibración similar en las diferentes partes de nuestro organismo en función del rango de frecuencias que utilicemos. Dicho de otra forma: las frecuencias de sonidos externos pueden llegar a modificar nuestras frecuencias de sonido interno. Hay sonidos, por ejemplo, que logran transformar las ondas cerebrales para que alcancemos diferentes niveles de consciencia; sonidos que pueden llegar a favorecer los procesos de sanación e incluso experiencias místicas profundas.

 

Los “cuencos tibetanos” son un excelente recurso con una enorme capacidad terapéutica. Sus armónicos sonidos poseen múltiples efectos beneficiosos y sanadores sobre nuestros chacras y sobre nuestro ser.

 

Es imposible escuchar determinados sonidos cuyas frecuencias están fuera de nuestro campo auditivo; sin embargo, determinadas frecuencias armónicas pueden llegar a resonar en nuestro interior de manera mucho más sutil y efectiva de lo que nos imaginamos.

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