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En menos tiempo del que te imaginas puedes conseguir el equilibrio entre el cuerpo y la mente, recobrar la serenidad perdida y contactar con lo más profundo y auténtico que hay en ti.

 

Es necesario conectar con tu propio silencio: el sonido más potente que nos define y del que, lamentablemente, nos olvidamos con demasiada frecuencia.